Impacto del COVID-19 en las tarifas y la operación del transporte global.
La Pandemia que estamos viviendo y que ya cumplió un año de su presencia a nivel mundial, ha sacudido a la sociedad entera en todas las regiones del planeta. Los diferentes bienes y servicios han visto modificadas sus perspectivas respecto de la demanda que habían venido observando en la última década.
De esta forma, diversos productos han reflejado un sensible descenso en sus niveles de venta como son los combustibles, las pinturas y barnices, el vestido, el calzado y hasta los juguetes por sólo mencionar algunos. Mientras tanto, los medicamentos en general y los artículos sanitarios de todo tipo, se han visto rebasados en sus expectativas, con momentos de fuertes demandas y paradójicamente con escases en su respuesta. La misma situación se ha reflejado en los alimentos y en los perecederos, bienes indispensables para la supervivencia humana.
Por lo que respecta a los servicios de transporte de carga, en todas sus modalidades, éstos fueron considerados dentro de las actividades esenciales a fin de mantener operando las cadenas de suministro durante la contingencia.
Las circunstancias prevalecientes obligaron, por una parte, a la reconversión de los diferentes servicios, a la reconfiguración de rutas, a la reprogramación de frecuencias con base en la demanda y por la otra, a la adaptación del personal operativo a las nuevas circunstancias. En ese sentido, el Foro Internacional de Transportes estableció una serie de medidas y políticas a observar en todo el mundo, especialmente en aquellos países con marcadas restricciones y endurecimiento de las medidas preventivas, ante la alta tasa de contagios observada.
Entre las principales prioridades se establecieron las siguientes:
Protección a los trabajadores del sector. La seguridad e integridad física de los colaboradores que se desenvuelven en las áreas operativas del transporte de carga ha sido una de las directrices más relevantes, ya que su actividad resulta crucial para mantener operando los servicios esenciales y la distribución de los diversos satisfactores.
Sobre el particular, las autoridades locales e internacionales han establecido una serie de procedimientos e instructivos a fin de que se haga un uso adecuado del equipo de prevención y protección personal, se adopten las mejores prácticas de higiene, la sana distancia social y en especial, las medidas y protocolos que deben observarse cuando se detectan casos de COVID-19 entre los trabajadores.
Así mismo, se procuró capitalizar el conocimiento adquirido en las regiones del mundo donde se observaron los primeros brotes y donde la ola de la Pandemia golpeó en primera instancia.
Reducción sobre las restricciones al tránsito de vehículos. Durante el confinamiento y con el propósito de mantener un ritmo adecuado en el transporte terrestre, para garantizar la distribución de materias primas, el traslado de alimentos, la movilización de productos farmacéuticos y de todos aquellos bienes considerados como esenciales, las distintas autoridades y gobiernos nacionales optaron por la flexibilización de las normas de operación que se venían aplicando en épocas de “normalidad”, especialmente en el autotransporte.
Estas medidas incluyeron la extensión de la vigencia de permisos, matrículas y hasta licencias de los operadores que se vencieron durante la contingencia, ante la imposibilidad de su renovación, ya que las distintas oficinas de gobierno que atienden estos trámites, se encuentran cerradas o con personal limitado.
Mantener las fronteras en operación con carriles dedicados para el transporte de carga. Debido a que muchos países decidieron cerrar sus fronteras tanto aéreas, marítimas y terrestres, a fin de evitar el tránsito de personas y evitar la dispersión del virus a través de los contagios, el transporte de carga a pesar de ser prioritario, acusó una serie de retrasos incrementando principalmente los tiempos habituales de cruce de fronteras, arribo en aeropuertos y en puertos marítimos.
La reducción del personal de apoyo y la aplicación de los protocolos, han impactado sensiblemente los tiempos habituales para las distintas actividades de intercambio de vehículos, recepción de aeronaves y de embarcaciones, así como la entrega y despacho de mercancías.
Se espera que, en el caso de los cruces fronterizos por carretera, las autoridades binacionales establezcan carriles confinados que alivien la congestión y faciliten las revisiones y la aplicación de protocolos, a fin de hacer más ágiles las cadenas de suministro.
Aplicar exenciones sobre las restricciones de movilidad a los trabajadores del sector. Una de las directrices que se han impulsado en mayor medida por el Foro Internacional de Transporte, ha sido proponer a los distintos países, que todo el personal involucrado en el funcionamiento eficiente del transporte de carga, sea eximido de observar las restricciones en cuanto a su movilidad.
Del mismo modo, se propusieron medidas de alcance selectivo como el caso de la prohibición en la entrada de camiones provenientes de naciones con un riesgo mayor de contagio; la descarga de productos y mercancías en los puntos fronterizos para su sanitización e intercambio con prestadores locales y, el acceso limitado a zonas preestablecidas del territorio, por cortos periodos de tiempo.
Para el caso de la región de Norteamérica (Estados Unidos, México y Canadá), se emitieron recomendaciones de seguridad a fin de reducir los contagios por COVID-19. Entre las principales, se tiene el uso de guantes, lentes, caretas y cubrebocas. Empleo de gel antibacterial durante todo el viaje por parte de los operadores. Desinfección de las cabinas de los tractocamiones principalmente con agua y jabón y el cruce por fosos de sanitización de las llantas.
En los cruces fronterizos de los 3 países se eliminaron las restricciones a la carga, aunque algunos almacenes y bodegas se encuentran cerrados y los que están operando lo hacen con medidas adicionales de seguridad. Por el momento, no se considera necesario presentar un análisis médico con resultados negativos de COVID, para el cruce de frontera por parte de los operadores.
De esta forma, el transporte en general ha sufrido variaciones radicales dependiendo el tamaño de las empresas, su giro de especialidad, el tipo de servicio que prestan por recorrido (largas y pequeñas distancias), el segmento de mercado que atienden y las regiones donde se desenvuelven.
Por el lado de las tarifas para servicios de carga, éstas se han visto presionadas hacia arriba, debido a una marcada reducción de la oferta para el comercio internacional, motivada por la limitada presencia de trabajadores portuarios, la suspensión de actividades de diversas agencias y operadores logísticos, así como la disminución en la disponibilidad de embarcaciones de las navieras.
En ese escenario, resulta contrastante la reactivación de las fábricas en China, principalmente las orientadas a la producción de artículos sanitarios, instrumentos de medición de temperatura e implementos de seguridad, así como de vacunas para controlar la pandemia alrededor del mundo, convirtiendo a ese país como el principal proveedor de los distintos suministros médicos a nivel global.
Baste señalar que, con base en cifras de intercambio comercial, el país asiático exportó 70 mil 600 millones de mascarillas de protección, sólo entre los meses de marzo y mayo del 2020. Este fenómeno, adicionado con la participación de China en la exportación de productos tecnológicos e instrumental, impulsó de manera inusitada las exportaciones a un mayor ritmo del que venía registrando hasta antes de la pandemia.
Todo lo anterior motivó, por ejemplo, que el tiempo de retorno de un contenedor al puerto, una vez descargado en el destino, pasara de 2 días a periodos entre una y dos semanas, desbalanceando la disponibilidad de cajas. A ello se sumó una notable reducción de embarcaciones en circuitos como los de Asia hacia Norteamérica, donde se registró un aumento del 12% en las exportaciones hacia Estados Unidos, mientras que en el flujo inverso se observó una disminución hasta del 14% en los tráficos marítimos, durante el periodo enero-septiembre de 2020.
En conclusión, se generó una aguda escases de contenedores disponibles, disparando los fletes de manera inusual, con incrementos hasta del 100% de las tarifas aplicadas hasta antes de la pandemia. Fenómenos similares se han observado en los servicios de última milla y en el costo de almacenamiento de distribución, los cuales, por el crecimiento del e-commerce han visto crecer de manera exponencial, su demanda.
Escrito por Sergio García
Carlos Luis Michel Fumero