Logística para el transporte de animales vivos






La crianza de animales para consumo humano en nuestro país, es una amplia y compleja cadena productiva que incluye desde la producción de granos forrajeros y oleaginosos para la elaboración de alimentos balanceados, la creación de fármacos y productos biológicos para el cuidado de la salud de los animales, hasta llegar a los establecimientos de sacrificio, de Tipo Inspección Federal (TIF), para que la carne en general se convierta en un alimento realmente sano y certificado.

Los procesos de producción inician con el desarrollo de los distintos tipos de crías, desde lechones, becerros, potrillos y corderos, entre otras especies cuadrúpedas, hasta aves de corral como pollitos para engorda. En ese sentido, se adoptan diversas medidas de control desde el embrión primigenio hasta el sacrificio en los rastros.

En el caso de las aves de corral como el pollo, la producción inicia con el denominado huevo fértil, el cual una vez seleccionado de gallinas y gallos libres de padecimientos como la salmonella, es sometido a un proceso de incubación controlada mediante cámaras especializadas provistas de dispositivos mecánicos y electrónicos, los cuales permiten establecer los niveles de humedad y temperatura que deben prevalecer durante los 21 días que dura el proceso hasta el rompimiento del cascarón, y que incluye el “volteado” del huevo mediante charolas que modifican su nivelación de manera programada, a fin de propiciar que el huevo “ruede” ligeramente dentro de la charola, emulando lo que las gallinas hacen con las patas durante el proceso de empollamiento natural de sus huevos, para la correcta formación del embrión y la futura ave.

Una vez obtenidos los pollitos de un día de nacidos, se realiza un muestreo para verificar que no existan virus o bacterias que puedan generar enfermedades en la parvada y extenderse a las granjas de engorda, así como que estén libres de padecimientos como la Onfalitis (infección de ombligo) o problemas en el pico o las patas que puedan afectar su desarrollo durante el proceso de engorda. En las granjas se establecen protocolos para su recepción en rodetes con capacidad para mil pollitos cada uno, confinados dentro de las casetas de engorda, con criadoras que proporcionan calor artificial a 32º C. aproximadamente, el cual se irá reduciendo paulatinamente hasta que los pollitos emplumen.

Posteriormente, se realizan procesos de vacunación para erradicar enfermedades como el Newcastle, se monitorea la sanidad animal y se controla tanto la mortandad, como el suministro de los tipos de alimento necesario en las diferentes etapas de la crianza, durante aproximadamente un periodo de 7 a 9 semanas, además de registrar la ganancia de peso. Al completarse la producción e iniciarse la salida al mercado, comienza un proceso de introducción a las jaulas plásticas con capacidad de 10 aves cada una, el cual generalmente se realiza en horas de la madrugada para manipular a los pollos dormidos y evitar el estrés.

Muchos hemos visto en nuestras carreteras los transportes de pollo vivo provistos de pequeñas jaulas plásticas o bien, aquellos para trasladar cerdos con jaulas metálicas y otros tipos de unidades para el movimiento de especies más grandes, como los bovinos que requieren otra clase de divisiones. Tanto las unidades asignadas para el transporte como las jaulas y dispositivos para contener a los animales durante los trayectos, deben someterse a un proceso de sanitización y desinfección antes de una nueva carga, a fin de evitar la transmisión de padecimientos entre las distintas unidades productivas y las regiones donde están ubicadas, que son visitadas por los vehículos contratados para la movilización hacia los rastros. Los controles documentales inician con la emisión de los certificados o guías de sanidad desde los puntos de producción, los cuales son avalados por las autoridades de SAGARPA en nuestro país y por las respectivas dependencias en los países de origen, de los diferentes animales vivos que importamos en nuestro país, tanto para pies de cría como para sacrificio en rastros nacionales.

Recomendaciones logísticas.

Ahora que la transmisión de virus y bacterias se ha convertido en un problema de alcance global, diversas organizaciones de transportistas a nivel mundial, hacen las siguientes recomendaciones para propiciar una logística adecuada y de protección sanitaria en el transporte de animales vivos:

En la carga y descarga

-Reducir al mínimo los tiempos de espera de las unidades antes de cargar o descargar en el sitio de la explotación. Un exceso de tiempo de espera puede incrementar las paradas durante el viaje por las pausas necesarias del conductor y exponer al vehículo a ser contaminado.

-Procurar que los accesos a la explotación sean adecuados para el tipo de vehículo que efectuará las operaciones de carga y descarga, además de estar provistos de fosos y arcos de desinfección con sustancias líquidas, a fin de limpiar las llantas y el vehículo completo, a la entrada. Un mal acceso puede provocar accidentes o problemas mecánicos. Se recomienda que en caso de que la explotación no tenga foso sanitario, se rocíen las ruedas, bajos y alzados con mochila pulverizadora con biocida.

-El muelle de carga debe tener la altura, horizontalidad y pendiente adecuadas para evitar lesiones a los animales, además de facilitar la carga y descarga. Es muy importante que el muelle se sitúe a cierta altura del suelo para dificultar el acceso a vectores de contagio.

-Las cargas se deben hacer fuera del cercado que delimita la zona de bioseguridad de la explotación. El área habilitada para las cargas y descargas de ganado o suministro de materiales, también deberá estar vallada para incrementar la bioseguridad. Las instalaciones donde se lleven a cabo las cargas y descargas, deberán contar con equipos de iluminación suficientemente potentes para poder realizar todas las labores con seguridad.

-Se verificará que todos los animales o sus jaulas estén marcados y que son aptos para el transporte.

Durante el viaje

-Planificar el viaje para evitar paradas. En caso de tener que detenerse, nunca se deberá estacionar junto a otros vehículos y especialmente de los que transportan aves o ganado. En viajes internacionales realizar conducción combinada para evitar paradas.

-No realizar viajes cuya planificación sea mayor a 24 horas. En los casos de transporte de animales vivos en las modalidades de marítimo y ferroviario con recorridos mayores a este periodo, se deberán suministrar alimento y agua a los animales, así como aislarlos de la radiación solar directa y las temperaturas extremas, tanto de calor como de frío.

-Durante las pausas del chofer y siempre y cuando la temperatura ambiental lo permita, se deberán cerrar las ventanas del habitáculo para evitar que los animales tengan cualquier tipo de contacto externo. Aunque gran parte de los patógenos son neutralizados por la alta temperatura que se da en los neumáticos por el rozamiento del pavimento, es conveniente llevar una mochila pulverizadora con biocida en el vehículo, para usarla en las paradas en caso de que se sospeche que el habitáculo haya podido tener contacto con animales salvajes o no domésticos.

Antes de iniciar el transporte y al finalizarlo.

-Al realizar la planificación del viaje, tener en cuenta la localización del centro de limpieza y desinfección más cercano y operativo para la limpieza de los vehículos, así como de los dispositivos de contención animal.

-Antes de iniciar la jornada con el vehículo o vehículos, deben ser rociados con biocida en toda su superficie previo a la salida del centro logístico.

Usar ropa exclusiva de trabajo y lavarla todos los días.

En el caso de que el conductor realice las funciones de limpieza y desinfección, éste deberá cambiarse de ropa una vez que las finalice, a fin de evitar la contaminación cruzada.

Difusión y manejo de la información.

Adicionalmente a todas estas recomendaciones, siempre debe mantenerse una actitud de transparencia y apertura de información hacia las autoridades sanitarias, en el caso de que por alguna causa, se sospeche de un rompimiento a la cadena de control sanitario, a fin de evitar contaminar explotaciones, regiones e incluso países, que pueden generar cuantiosas pérdidas económicas, además de incidir en la economía, al elevarse el precio de los “commodities” de consumo animal, ante la escasez provocada por las prohibiciones de comercio como el sonado caso de las “vacas locas” de hace unos años en Inglaterra o los problemas sanitarios en las explotaciones avícolas de Lagos de Moreno en nuestro país, que provocaron el sacrificio de miles de aves contagiadas, reduciendo drásticamente la oferta.

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