Identificación y Administración de Riesgos en el Transporte
Uno de los temas que se han tornado críticos en la logística a nivel mundial, son los riesgos a los que están expuestos los distintos insumos, productos y mercancías dentro de los procesos de almacenamiento y de manera especial, durante su transporte, desde los sitios donde se fabrican los artículos hacia los centros de distribución y hasta su entrega final en los puntos de venta.
Sobre el particular, a nivel global se ha dividido en dos conceptos el tema de seguridad de las mercancías utilizando los términos en inglés, Safety & Security. En el caso del Safety, éste se refiere a todas las medidas preventivas y correctivas que se aplican a las mercancías desde los procesos de envase y embalaje, así como a los de manipulación y acomodo durante su almacenamiento, guarda y conservación, mientras los distintos productos se encuentran en instalaciones fijas.
Por su parte, el término Security es utilizado para todos los procesos y protocolos aplicables a la documentación de embarques, las maniobras de carga y descarga y a las operaciones de transporte de las mercancías, ya sea contenerizadas o sueltas, mientras son movilizadas utilizando las alternativas disponibles de transporte, tanto por vía aérea, acuática o terrestre.
En ese sentido, los distintos modos de transporte presentan una exposición al riesgo de manera diferenciada. Mientras el transporte aéreo registra el más bajo índice de siniestralidad -calculado por el número de operaciones y servicios que realiza divididos entre la ocurrencia de siniestros durante el transporte de mercancías-, el modo carretero refleja el más alto índice de ocurrencia utilizando el mismo procedimiento, el cual incluye las cifras de asaltos y robos de mercancías, así como los denominados “Riesgos Ordinarios de Tránsito” o ROT, que incluyen colisiones y vuelcos, caída de rayo, explosión, inundaciones y daños por huelgas y alborotos populares, entre los más frecuentes.
Por su parte los modos marítimo y ferroviario se encuentran en el segundo y tercer lugar, respectivamente, bajo la misma metodología de medición. El marítimo debe su nivel de seguridad por una parte, a la menor ocurrencia de siniestros relativos al concepto ROT, que en este caso agrega conceptos como hundimiento de embarcación o la denominada avería gruesa, del mismo modo presenta un menor acceso de agentes externos que puedan producir eventos indeseables, como son los asaltos o robos de mercancías, tanto durante las travesías por mar, como durante la estadía de embarcaciones en los puertos marítimos, los cuales de manera generalizada, son considerados zonas federales y operan como recintos fiscalizados para efectos aduanales y de comercio exterior.
En cuanto al modo ferroviario, este presenta un índice de siniestralidad sólo por encima del marítimo, pero muy por debajo del modo carretero, tanto por el registro de robos y asaltos (a pesar de que en los últimos años se han incrementado los eventos negativos), como por una reducida ocurrencia de accidentes o incidentes donde puedan presentarse daños o pérdidas a las mercancías, en relación con el número de operaciones.
En todos los casos expuestos, se deben de tomar en cuenta también una serie de repercusiones o daños colaterales de los siniestros, ya que, en un evento de esta índole, puede resultar comprometida la integridad física de operadores y tripulaciones, así como daños que afecten la operabilidad de los medios de transporte como son aviones, barcos, carros de carga y locomotoras ferroviarias, así como equipos de tracción y arrastre del autotransporte. Adicionalmente, los vehículos de carga involucrados en algún incidente de los mencionados, pueden quedar bajo el resguardo de las autoridades competentes, mientras se desahogan las diferentes diligencias relacionadas con los eventos, y, en ocasiones, sus operarios pueden quedar detenidos, lo que necesariamente representa costos de oportunidad y pérdidas al no tener disponibilidad de los medios y del personal de conducción de éstos.
Por el lado de los daños o pérdidas en las mercancías, es menester considerar de manera complementaria, los costos de reposición y redistribución que implica hacer llegar nuevos embarques a los distintos destinatarios, los cuales no recibieron oportunamente o completa la mercancía consignada a ellos.
Sobre este tema, la empresa Consultores Internacionales, S.C., realizó en el año 2017, un análisis de los costos y pérdidas que representa para el conjunto de la economía mexicana el robo al autotransporte, a petición de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR), lo cual arrojó los siguientes hallazgos, cifras y conceptos:
El costo del delito de robo y asalto al autotransporte significó un monto anual de 92 mil 500 millones de pesos, divididos en los aspectos que se citan a continuación:
En cuanto a costos directos, el estudio reflejó un costo en materia de prevención del delito por parte de las distintas autoridades por un monto de 38 mil 605 millones de pesos o el 41.75% del total. En el rubro de seguros, la cifra alcanzó la suma de 20 mil 567 millones de pesos, cantidad que incluye coberturas de unidades y de la carga, representando el 22.23 % del monto anual. Por lo que respecta a la pérdida de mercancías, se superaron los 10 mil 075 millones de pesos, incluida la reposición de las mismas, con una participación de casi el 11% en el total reportado.
En la parte de la operación de los servicios de autotransporte, las repercusiones económicas se calcularon en 13 mil 022 millones de pesos, relacionadas con los gastos asociados al equipamiento preventivo (rastreo satelital y adecuaciones a los vehículos) y a los costos de las unidades no recuperadas, así como los de rehabilitación de las recuperadas, representando poco más del 14% del total calculado.
Por lo que respecta a los costos indirectos, las cifras revelan afectaciones por un monto total de 9 mil 832 millones de pesos, que superan el 10.6% de las afectaciones totales, donde los sectores de minería, comercio al por mayor de abarrotes, los servicios de apoyo a negocios y los relacionados con el transporte, sufrieron las mayores pérdidas por el fenómeno delictivo.
De acuerdo con el Institute of Risk Managers (IRM), la gestión de riesgos en la Cadena de Suministro se entiende como: “La disciplina de la administración del riesgo que trata de identificar las posibles interrupciones en el flujo de producción, así como los riesgos derivados de la exposición financiera y comercial”.
En ese sentido, para la administración del riesgo, existen diversas iniciativas denominadas básicas, reactivas, proactivas y avanzadas, con el propósito de implementar las más adecuadas a la estructura y características de cada empresa, atendiendo a los distintos tipos de riesgo, al nivel de respuesta de cada iniciativa y al grado de vulnerabilidad de las organizaciones transportistas.
En futuros artículos sobre este mismo tema, iremos desmenuzando cada una de las iniciativas.
Escrito por Sergio García
Ver Fuente