Estructura de los modos de transporte XXII, Transporte Intermodal 4
En el artículo anterior sobre este mismo tema, comentamos sobre el desarrollo del servicio ferroviario y su intensa relación con el intermodalismo, sobre el cual mencionamos que no sería posible sin la invención y desarrollo de las terminales intermodales.
Éstas son instalaciones especializadas que tienen la capacidad de recibir e intercambiar carga contenerizada de los distintos modos de transporte -a excepción del aéreo que maneja otro tipo de contenedor-, para efectuar diversas actividades que van desde la recepción de los contenedores cargados y/o vacíos, los trámites de desaduanamiento de mercancías, el almacenaje, la consolidación y desconsolidación de bienes, así como otros servicios diversos relacionados con ello y la entrega física en el punto final del recorrido puerta a puerta.
Las terminales son consideradas como nodos de transferencia modal, donde pueden concurrir, como ya mencionamos, los modos marítimo, ferroviario y carretero para el intercambio de mercancías contenerizadas y los propios contenedores. Con base en su ubicación estratégica a lo largo de los litorales de un país y en el resto de su territorio, estas instalaciones pueden clasificarse en Portuarias, Puertos Secos, Ferroviarias e Interiores.
Las Terminales Portuarias Especializadas para contenedores, están equipadas con muelles, grúas, vías ferroviarias (deseable), patios de almacenamiento y de clasificación, para la operación de contenedores, así como con naves de almacenamiento para custodia y algunas actividades complementarias.
Las instalaciones establecidas en los principales puertos marítimos del país, han sido desarrolladas en las últimas 3 décadas gracias a inversionistas privados que operan en los recintos portuarios, los cuales han efectuado los estudios de mercado y se han integrado con los distintos modos de transporte, a fin de hacer realidad el intermodalismo a través de estos importantes nodos.
Con base en las estadísticas reportadas por la SCT, en 2018 los puertos mexicanos aumentaron el movimiento de contenedores en 9.8%. Alcanzando la cifra total de 6 millones 987 mil 820 TEU´s (unidad de medida de 20 pies de largo).
Las Administraciones Portuarias Integrales (API´s) en el Litoral del Pacífico que registraron mayor dinamismo comparado con el 2017 fueron: Manzanillo, Colima, con 3 millones 78 mil 505 contenedores; Lázaro Cárdenas, Michoacán, con un millón 314 mil 798 de TEUs, y Ensenada, Baja California, con 272 mil 258 TEUs. Le siguen Chiapas con 54 mil 308 contenedores; Mazatlán, Sinaloa, con 48 mil 189; Guaymas, Sonora, con 28 mil 971 y Salina Cruz, Oaxaca, con dos mil 857.
Por su parte en el Golfo de México, donde se lleva a cabo principalmente el comercio con Europa, en 2018 hubo un movimiento de 2 millones 187 mil 934 contenedores, 6.9% más que el año anterior que registró 2 millones 47 mil 577.
En ese sentido Veracruz manejó un millón 176 mil 253 TEU; Altamira desplazó 820 mil 092 unidades; Progreso alcanzó 146 mil 456 TEU; Coatzacoalcos registró 19 mil 122, Tuxpan con 11 mil 835 TEU; Puerto Morelos con nueve mil 423 y, Tampico con cuatro mil 753. De todos los puertos mencionados, sólo Ensenada en el Pacífico y Progreso, Tuxpan y Puerto Morelos en el Golfo-Caribe, no cuentan aun con conectividad ferroviaria.
Por lo que respecta a los Puertos Secos, éstos son instalaciones consideradas como centros de gravedad logística, sin frente de agua, concebidos como una extensión del hinterland de los puertos marítimos. Se justifican por ahorros logísticos a las cadenas de suministro, lo que les permite ser una alternativa para el crecimiento y desarrollo económico sustentable.
Se ubican fuera de los recintos portuarios ya sea próximos a ellos o distantes y consisten básicamente en una instalación similar a un puerto marítimo, pero sin contar con frente de agua. En dichas instalaciones pueden desarrollarse las mismas actividades de recepción, manejo, almacenaje y las demás que se atienden en los puertos marítimos -incluso conservando el régimen aduanero inicial-, gracias a un procedimiento específico contemplado en la legislación mexicana denominado Tránsito Interno, el cual faculta a importadores y exportadores a movilizar mercancías de comercio exterior entre puertos marítimos y fronterizos y los puertos secos en el interior del país, sin necesidad de desaduanar la mercancía en los puntos de entrada y salida.
Lo anterior, permite que los trámites de desaduanamiento a la importación o exportación, puedan realizarse en puntos cercanos a la ubicación de los embarcadores o consignatarios de las mercancías, sin necesidad de efectuarlos en los puntos de intercambio internacional.
Por otro lado, existen las Terminales en Instalaciones Ferroviarias, las cuales están equipadas con grúas, vías ferroviarias, patios de operaciones, almacenamiento y clasificación para el manejo de contenedores. Cuentan con recintos fiscalizados y zonas para el manejo de mercancías nacionales o nacionalizadas.
Desde 1990 el ferrocarril detenta la exclusividad de efectuar el proceso de transporte de mercancías de comercio exterior, bajo el régimen aduanero de Tránsito Interno, gracias a la seguridad de su servicio Doble Estiba y a la integración de sus corredores intermodales en una red que atiende nodos de transferencia en puertos, fronteras y las principales ciudades del interior de la República, que prestan servicio a sectores industriales, comerciales y de consumo.
Aunque en algunos casos el autotransporte puede atender Tránsitos Internos, los requisitos establecidos para este modo de transporte y las fianzas que deben suscribirse para garantizar el interés fiscal de la federación, inhiben su uso generalizado en este modo carretero. Sin embargo, el autotransporte es fundamental para materializar la entrega física o recolección de contenedores, entre las terminales y las empresas receptoras o generadoras de carga, en un servicio que se ha denominado de “Última Milla”.
Finalmente, las Terminales Interiores, son consideradas como nodos para la interconectividad entre los diferentes modos de transporte terrestre, orientados a los “Servicios de Última Milla” con cobertura regional. Ofrecen posibilidades de transformación de insumos, bajo regímenes aduaneros específicos como los Recintos Fiscalizados Estratégicos y el Depósito Fiscal.
Ver Fuente