Medidas de Facilitación del comercio en tiempos del COVID-19
En la última década, el comercio global ha fluctuado entre lapsos de recuperación, tensiones comerciales entre occidente y oriente, reconfiguraciones y hechos históricos de gran trascendencia, como la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE); los cuales han creado la necesidad latente, para algunos negocios, de ajustar sus modelos de operación o actuar de manera ágil, con el propósito de establecer planes estratégicos de contingencia para la continuidad de sus relaciones comerciales de alto valor. Por ejemplo, este ha sido uno de los pasos dados por el Reino Unido, a través de la firma del acuerdo comercial a nivel andino (Colombia, Ecuador y Perú) en el transcurso del primer semestre del año pasado.
Aun así, por fuera de toda predicción realizada en el cierre de 2019, la evolución de una pandemia con un impacto de tal magnitud, como ha sido el caso del COVID-19, resultaba imposible de anticipar. De tal manera que, en el transcurso de los primeros meses del 2020, las operaciones de comercio exterior han sido susceptibles de reinvenciones y reconfiguraciones indispensables, con la principal necesidad de implementar nuevas o mejores prácticas en lo que respecta a temas de aduanas. Todo esto, en pro de facilitar las operaciones de comercio exterior frente a los retos de distanciamiento social, cierre de fronteras, prohibiciones de exportación o reducciones arancelarias.
En este sentido, la ejecución de nuevos sistemas y la facilitación de las operaciones de comercio exterior se convierte en un tema de interés a nivel global, con el fin de cumplir formalidades aduaneras de forma responsable y asertiva.
Por consiguiente, la puesta en marcha de instrumentos internacionales como el acuerdo de Facilitación al Comercio de la OMC, y de manera específica, los comités de facilitación del comercio, explicados en el artículo 23 del documento en mención, se han convertido en una herramienta clave en estos días. Más allá de controlar y gestionar la implementación del acuerdo, estos se han convertido en un punto de encuentro para la coordinación, simplificación, armonización y estandarización de procesos en momentos de crisis.
En este sentido, el último estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) identificó que estos comités no son nuevos, y que algunos cuerpos y mesas de trabajo ya se habían llevado a cabo desde 1970. Sin embargo, desde las primeras negociaciones hasta la entrada en vigor del acuerdo de facilitación en 2017, estos tomaron mayor fuerza y se convirtieron en grupos de trabajo importantes en el establecimiento de medidas de facilitación y de comercio transfronterizo.
A modo de ejemplo, vale la pena destacar los comités de Chile y Colombia, quienes se encuentran trabajando de la mano de los diferentes sectores involucrados en las operaciones de comercio de exterior, clasificados como grupos de interés, a fin de identificar y monitorear cualquier contingencia que pueda presentarse. Así, es más sencillo hallar soluciones rápidas que permitan velar por el flujo continuo de las operaciones aduaneras.
Ante estas circunstancias, el trabajo de estas juntas, en tiempos de alto grado de incertidumbre que demandan adoptar nuevas mejores prácticas a contrarreloj, se postulan como claves al ser puntos de concertación entre los diversos actores de la cadena de suministro. Lo anterior, según el propósito de identificar medidas que faciliten y permitan el correcto flujo de mercancías bajo nuevas disposiciones, como el uso de documentos electrónicos o copias de los soportes de las declaraciones de aduana, el establecimiento de medidas de protección de bioseguridad, junto a nuevas regulaciones frente al sobre almacenamiento y las demoras consecuentes que se puedan presentar en puertos o puntos de control aduanero.
Escrito por Sebastián Galindo Cantor
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